“La eliminación de las barreras para los niños y niñas con discapacidad debe convertirse en una realidad en América Latina y el Caribe”, asegura Luz Ángela Melo, Asesora Regional de Género en UNICEF, con motivo recién celebrado Día Internacional de las personas con discapacidad.
Con cerca de 66 millones de personas con algún tipo de discapacidad en América Latina y el Caribe, aproximadamente el 12% de la población de la región, la prioridad de UNICEF es asegurar que todos los niños y niñas con discapacidades puedan disfrutar de los mismos derechos que el resto de la infancia, así como tener las mismas oportunidades sin sufrir ningún tipo de discriminación.
Es imprescindible que se eliminen las barreras y que se logre que los niños y niñas con discapacidad lleven una vida productiva y feliz, con la capacidad de participar activamente y en la medida de sus posibilidades en los asuntos de su país. Tanto la Convención sobre los derechos del niño como la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad responsabilizan a los gobiernos para que todos los niños y niñas, sin detrimento de aquellos que tengan cualquier discapacidad, puedan disfrutar de sus derechos sin ningún tipo de discriminación.
Sin embargo, sólo en torno a un 20 o 30% de los niños y niñas con discapacidad acude a la escuela en la región. Esta falta de asistencia a clase se debe principalmente a la ausencia de sistemas de transporte adecuados, una preparación apropiada del profesorado, el equipamiento, mobiliario, materiales didácticos o una inadecuada a infraestructura escolar, que imposibilita el acceso a los recintos educativos. Además de estas barreras visibles existen otros impedimentos para que consigan una educación inclusiva de calidad.
“UNICEF quiere renovar su compromiso para apoyar los esfuerzos nacionales para eliminar las barreras que se encuentran los niños y niñas con discapacidad”, asegura Melo. “Los sistemas de Salud y Educación, así como otros servicios, deben cambiar o adaptarse a sus necesidades si los países quieren progresar en sus planes nacionales de desarrollo”.
La Convención sobre los derechos del niño y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad han sido testigos de un movimiento global cada vez mayor a favor de la inclusión de los niños y niñas con discapacidad para que puedan participar plenamente en la vida familiar y comunitaria. Esta preocupación por la inclusión de la infancia con discapacidad está basada en el reconocimiento de que todos los niños y niñas son miembros de pleno derecho de la sociedad: que cada uno de ellos es una persona única que debe de ser respetado y consultado, que cada uno tiene sus propios sueños y habilidades que deben ser cultivadas y que cuentan con necesidades a las que hay que dar prioridad, así como que las contribuciones de cada uno deben ser valoradas y fomentadas.
Para que los niños y niñas con discapacidad puedan efectivamente disfrutar de los mismos derechos y oportunidades que el resto de la infancia, la sociedad debe hacer suyos los principios de tolerancia e inclusión, así como apoyar la diversidad en la práctica. Promover la participación en la vida familiar y de la comunidad y ofrecer opciones educativas, culturales y de entretenimiento adecuadas es de vital importancia para el desarrollo físico e intelectual de todos los niños y niñas.