Minor Incera Jiménez, es un vecino de San Antonio de Desamparados, taxista, que en su juventud se dejó seducir por el alcoholismo y la drogadicción, y así empezar a vivir un calvario.
Todo empezó como una satisfacción, una diversión, pero con el pasar del tiempo su vida se convirtió en un valle de lágrimas. Sufrió en lo personal hasta más no poder; en especial cuando perdió su matrimonio.
Traer ser pisoteado por las drogas y caer en un hoyo del cual pensó nunca podría salir, Minor encontró la gracia de Cristo, venció la muerte de la drogadicción y hoy es un alegre salmista del Camino Neocatecumenal.