Melissa Berrocal y Kevin Briceño son una madre y un hijo a quienes la vida los trató con dureza. Melissa quedó embarazada a los 19 años y vio partir a su pareja. Nueve años después se reencuentran, conviven ya como familia, pero el padre de Kevin es asesinado, lo cual lo lleva a un estado de rebeldía que incluso lo hizo vivir situaciones complicadas al punto de perder octavo año de colegio.
Poco después, Kevin también debió afrontar la muerte de su abuelo. En medio de tanto dolor, Melissa escuchó el llamado del Señor cuando fue a misa y escuchó de dos retiros: uno para mujeres y otro para jóvenes. Fue ahí donde la misericordia y el amor de Dios les alcanzó a los dos.
A pesar de la indisposición, Kevin sintió el abrazo de Cristo; Melissa, por su parte, escuchó una voz divina que le dijo: “esfuérzate y sé valiente” (Josué 1:9). Desde esos retiros, Cristo cambió la vida de ambos. Hoy están unidos, superaron la ausencia de sus seres queridos, sirven a Cristo, quien cambió su llanto por gozo.