Luego de 40 años de fumar y muchos intentos fallidos, Gregorio Salazar, vecino de Copey de Tibás, dice que ahora sí es definitivo gracias a las oraciones de sus seres queridos y a que él mismo después de servir como sacristán encontró el momento oportuno para doblar rodillas y clamar a Cristo para que le diera la fortaleza necesaria para decirle adiós al fumado de manera definitiva.
Gregorio dice haber sido liberado por Cristo de la esclavitud del fumado y en su lugar hoy más que nunca recobró el amor de su familia, el propio y el amor de Dios.