Stella Puente socióloga argentina, experta en gestión cultural, es además especialista e investigadora en el desarrollo de políticas para las industrias culturales. Actualmente dirige el Posgrado en Industrias Culturales de la Universidad Nacional Tres de Febrero, en Buenos Aires.
La académica estuvo presente en el I Congreso Audiovisual “Hacia una Ley concertada de Fomento Cinematográfico y Audiovisual”, que se realizó como parte de las actividades del Costa Rica Festival Internacional de Cine “Paz con la Tierra” 2014.
Conversamos con la experta de temas como el cambio de paradigma de producción en las industrias culturales, que incluye el editorial, audiovisual, y el musical. Mencionó Puente que con las nuevas tecnologías entran actores nuevos que antes no estaban en el campo, como por ejemplo las telefónicas y los proveedores de internet. Parte de su negocio es el contenido. “Hoy se habla de industrias culturales pero las industrias de contenido abarcan más”.
-¿Cuál debe ser el papel del Estado en el desarrollo de las industrias culturales?
Nuestros Estados han tenido una tendencia muy ligada a las bellas artes y han dejado de lado lo que tiene que ver con las industrias culturales, un sector productivo, que tiene tanto influencia en lo cultural como en lo económico. Desde hace muy pocos años se incluyen dentro del diseño de las políticas públicas, ya que ha habido un divorcio entre Economía y Cultura, por creer que la Cultura no genera ingreso y esto es un error conceptual. Y muchas veces en Cultura se piensa que todo lo que tiene que ver con lo comercial, atenta contra lo artístico.
Hablamos de sectores productivos locales, que tienen una responsabilidad tanto en la economía local, en el empleo y en la producción simbólica de una sociedad, y esto es lo que tiene de especial los bienes con los que trabajan estas industrias.
Estas industrias intervienen entre la creación artística y el consumo del ciudadano, son las que hacen posible el acceso del ciudadano a la cultura del país. Por eso es muy importante la presencia del Estado porque es un sector que también sufre las desavenencias que puede tener cualquier otro de la vida productiva de un país, por ejemplo la disparidad contra actores más fuertes, frente a la transnacionalización del sector cultural. Sobre todo en el campo audiovisual, un sector muy transnacionalizado por las “major” dueñas del 80% de las pantallas mundiales.
El Estado debe generar condiciones mínimas de equilibrio para que pueda haber presencia de la cultura local, no solo a nivel país, sino también regional y global. En el intercambio global de este sector de exportación de bienes y servicios culturales, Iberoamérica ocupa solo el 2% de las ganancias.
El Estado tiene un rol muy importante en la promoción y el fomento del sector. Deben existir políticas con diferentes acciones y medidas como presupuestos específicos, incentivos fiscales, incentivos al crédito. Cada país verá cuál es la mejor manera. Se debe también generar sustentabilidad para los nuevos emprendimientos, que tiene que ver con formación e incubación de proyectos nuevos.
Hay muchas otras funciones que puede realizar el Estado como la promoción del sector en el exterior, dado que el local es pequeño. Las coproducciones, la presencia en ferias internacionales, el armado de catálogos de internacionalización.
Otro papel que podría surgir, es en alianza con universidades, en el campo de la investigación. Ya que con impacto de las nuevas tecnologías y la digitalización, es un sector que está constantemente en movimiento, hay un mercado que se mueve y cambia los consumos de manera radical y esto cambia los paradigmas de la producción.
Por último, la creación de un observatorio y todo lo que tiene que ver con sistemas de estadísticas. Es importante que tanto el Estado como el sector tengan claro donde está parado, cuanto aporta, cómo es el mapa de distribución.
-¿Cuál ha sido esa reconfiguración de la producción audiovisual?
Durante el congreso, hablábamos con respecto a la nueva Ley de Cine, que puede ser vista como una amenaza o una oportunidad. Una oportunidad porque atrás de eso está el tema de la piratería, del reconocimiento de los derechos. Una amenaza porque está cambiando y ha reconfigurando todo el paradigma de estas industrias, que ha sido cambiado por las nuevas tecnologías. Esto modificó la producción porque hay una disminución en los costos y es más accesible producir para muchas más personas. Por ejemplo, hay sistemas de ventanas de consumo como Netflix que crece y cada vez tiene más abonados. Hay cambios en la forma en cómo los consumidores se acercan a la cultura. Hoy se consume cultura desde un celular, desde multipantallas, es un desafío para la producción y la distribución.
Las prácticas de la navegación de los videojuegos están modificando mucho el acercamiento que tienen los adolescentes a la cultura, lo cual es otro desafío.
-¿Cuál debe ser la formación ideal de un cineasta en la actualidad?
Sin dejar de lado lo técnico, se debe ampliar esa formación con todo lo vinculado a lo digital, por ejemplo la narración “transmedia”. Por ejemplo, ahora de entrada se considera todas las ventanas y voy armando distintos tipos de producción para cada una de las ventanas de publicación, incluso sin terminar el rodaje. Incluye el conocimiento de estrategias de mercadeo, una formación más global.
También tiene que ver con escribir la historia, las estructuras narrativas también se complejizaron hoy, porque hablamos de narrar, y eso es para que alguien del otro lado escuche, y el que escucha de otro lado el “multitasking”, tiene que ver con la nueva manera de mirar de la audiencia y tiene que ver con la propia creatividad.
-¿Cómo contribuye el cine para que se reproduzca el quehacer cultural de cada comunidad?
El audiovisual es fundamental, detrás del cine van historias y otras industrias, modos de vida, valores, cultura, las imágenes propias de cada país. Nos reconocemos nosotros mismos. El cine te da la oportunidad de mostrar todo eso, por eso es tan importante que haya espacio de cine local en la circulación porque eso tiene que ver con la identidad, para que no desaparezca del imaginario las identidades locales.
-¿Qué debe hacer alguien que quiere hacer cine, sin importar su preparación?
Crear, inspirarse, tener fe y apoyar en lo creativo. Además, es necesario que vean todas las posibilidades que hay, que exploren todo.
Es muy importante estar organizado. Porque se reúne gente de la misma cadena de producción quienes muchas veces no tienen claro la actividad del otro y las complejidades. Tener un sector consolidado, a pesar de las diferencias, es muy importante para tener más claro qué es lo que necesito desde mi lugar.
-¿En qué estado se encuentra la producción cinematográfica en Argentina?
En la Argentina hay mucho cine, estamos por arriba de las 100 películas anuales y hay un cine variado. Acá ha tenido mucho éxito el Relato Salvaje y allá también. Tenemos cine de autor y cine industrial.
-¿Cómo valora lo que está ocurriendo en el Costa Rica en este momento?
Me parece que el Festival es importante y que en este marco se haya dado este congreso. Hay un debate muy interesante y mucho compromiso. Durante dos días ha estado sentada la gente del sector y eso no se da mucho. Veo que quieren luchar y les veo buenas perspectivas ojalá esto se acompañe desde las decisiones que parece que es toda la intención.