Detrás del Edificio Metálico, diagonal al Instituto Nacional de Seguros, se ubica un edificio esquinero de dos plantas, construido en madera, que recientemente recibió la intervención del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC). Allí fue donde María Isabel Carvajal, Carmen Lyra, fundó en 1925 la Escuela Maternal Montessoriana; el primer centro educativo preescolar que existió en el país.
“El Gobierno de la época compró la casa para instalar el kínder; luego se le hizo el segundo piso tal y como está hasta el día de hoy”, mencionó Ivania Rodríguez, historiadora del Centro de Patrimonio, programa del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ).
Según el CICPC, el valor de este edificio radica no solo en su belleza austera. “El proyecto de restauración se concibió como una necesidad urgente de rescatar un edificio emblemático para la imagen colectiva de la Ciudad de San José”, comunicó esta instancia.
La iniciativa para el rescate de este inmueble surgió de una valoración previa realizada por el personal técnico del Área de Arquitectura del Centro de Patrimonio. La inversión de la obra fue de ¢10 millones y los recursos económicos y técnicos lo aportó este programa del MCJ, en cumplimiento de la Ley 7555 (Ley de Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Costa Rica).
Óscar Salas, arquitecto a cargo de la supervisión informó que las obras de restauración se enfocaron en el rescate de las fachadas y cubiertas (techos) del edificio y que actualmente, en su parte superior interna, se ubica la Biblioteca y la Sala de Cómputo de la Escuela Buenaventura Corrales.
“El objetivo era, sobre todo, revalidar el valor urbanístico y de contexto de la edificación, la cual es una estructura de madera de dos niveles con tendencias estilísticas de la arquitectura victoriana”, indicaron los encargados del CICPC.
María Isabel Carvajal fundó en 1925 el primer “kínder” y fue su directora durante varios años. “Nuestra Escuela Maternal está en San José, frente a la Plaza España. Hace cinco años que funciona en una vecindad de gentes acomodadas […] La Escuela Maternal-14Escuela se abrió con la intención de que sirviera a los hijos de la clase trabajadora, pero en vez de hacerlo en un barrio popular, se hizo en un lugar alejado más bien de cualquier centro pobre”, describía la educadora en la sección “Siluetas de la Maternal” del semanario El Espectador, en 1929.
Para Carvajal, aquel no era un sitio adecuado para atender a los niños, ni por su ubicación, ni por sus condiciones: “La casa es de madera, fea, baja, mal aireada y mal alumbrada”, escribió en la página 16 de ese semanario. Con el paso del tiempo, aquella casa donde había que abrir la sombrilla bajo techo cuando llovía fuerte, tal como lo describe el artículo, se fue transformando hasta ser el edificio de dos pisos, siempre de madera, de la actualidad.
El 4 de octubre de 1995 el Gobierno de la República lo declaró Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Costa Rica. Entre las consideraciones de la declaratoria incluyeron “Que esta institución, utilizando los conocimientos didácticos más modernos de la época (el método Montessori), se fundó para dar servicio a los hijos de las madres trabajadoras, colaborando así con los niños de los barrios populares de San José”.
Para Isabel Ducca, profesora de Literatura de la Universidad Nacional e investigadora de la vida y obra de Carvajal, la faceta como educadora estuvo caracterizada por un humanismo centrado en las necesidades humanas.
“Hay un texto de ella en El Espectador de 1929 que cuando uno lo lee al inicio cree que es muy sencillo, pero tiene una gran riqueza, porque formula todo un humanismo desde la forma en que una maestra da una lección y todo lo que le sucede a ella en medio de esa lección. Su eje fundamental alrededor de la educación es que el educador o educadora es un agente de trasformación social”, acotó Ducca.
Gabriel Quesada, sobrino nieto de Carvajal, se mostró complacido con la intervención. “Felicito al Centro de Patrimonio por haber tomado esa iniciativa, que se había propuesto años atrás para refrescar la memoria de la sociedad costarricense, sobre un aporte que fue de vital importancia para nuestro país en materia de educación pública”, expresó.
Quesada comentó que a partir de la inclusión de la imagen de María Isabel Carvajal en el billete de 20 colones, hasta el reciente homenaje póstumo que se le ofreció en la XVI Feria Internacional del Libro, que reconoció su trayectoria en la educación y la política, además de la literatura, “ya su figura está tomando el carácter que le correspondía en la historia de Costa Rica”.