Cerca de 500 habitantes de distritos costeros de la provincia de Puntarenas–en su mayoría mujeres jefas de hogar- están listas para sacar sus familias adelante con negocios propios, luego de adquirir herramientas en administración y habilidades para la vida, como parte de un proyecto ejecutado en conjunto por la Escuela de Administración de la UNA y el IMAS.
«…Muchas personas me dijeron ¡¿vigorones?, ¿qué vas a hacer con vigorones?! Y esos vigorones me han dejado hacer el sueño que yo tenía para mis hijos y era tener una casita propia», cuenta Karla Munguía Membreño, quien ha visto crecer su negocio «Vigorones Yonisis», en Lepanto de Puntarenas, gracias a las herramientas adquiridas como parte de un proyecto ejecutado por la Escuela de Administración de la Universidad Nacional (UNA), con el financiamiento del programa Puente al Desarrollo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).
Karla forma parte de un grupo de cerca de 500 personas -en su mayoría mujeres jefas de hogar- provenientes de distritos en vulnerabilidad de la costa puntarenense, que adquirieron conocimientos en administración y en habilidades para la vida, en el marco de la iniciativa Fortalecimiento de las Habilidades para el Emprendimiento y la Empleabilidad.
«El curso me ha beneficiado en todo el sentido de la palabra porque me ha enseñado a organizarme como emprendedora, a sacarle los costos a mis productos», explicó.
Y es que el proceso de formación de aproximadamente seis meses, impartido por personas académicas de la Escuela de Administración, brinda a las beneficiarias herramientas técnicas que les permite determinar si su negocio es rentable, fijar precios, establecer mecanismos para llegar de mejor forma a su público meta, así como introducir variaciones en su producto para hacerlo más competitivo, según informó Charleene Cortez Sosa, académica de la Escuela de Administración y coordinadora del área de Puntarenas del proyecto.
Fuerza de empresarias. «Este proyecto vino a equiparme de herramientas para abrirme las puertas… Lo aprendido ha despertado en mí el ánimo, las ideas y una fuerza de empresaria que no sabía que tenía», afirmó Rossy Cortés, quien pronunció un discurso durante la entrega de certificados a cerca de 300 beneficiarias de Puntarenas centro, Lepanto y Paquera, el pasado 7 de febrero en el Club Náutico Puerto Azul, en El Cocal de Puntarenas.
Rossy contó que, obligada por una difícil situación económica,inició un emprendimiento de venta de churros, palomitas de maíz y algodones de azúcar, sin la mínima idea de cómo hacer un plan de negocios, de cómo sacar un costo, de cómo fijar precios, de cómo hacer una comercialización, una distribución o una promoción. Hoy, que el proyecto la ha dotado de estas y otras habilidades, asegura que para ella es un gusto ver sus productos –un churro con un café- en fiestas de cumpleaños y actividades de escuelas y de oficinas. «Ya no es una obligación; ahora es una satisfacción».
También Argeri Castro Bolaños, propietaria de la Soda Castro, en Barranca, proyecta esa fuerza de empresaria. «Más que un curso, la gran oportunidad que me brindó la Universidad es ser una persona, una emprendedora, organizada financieramente», dice.
Esto –resalta- es de gran beneficio para su familia porque el hecho de saber cómo generar utilidades y cómo manejar los recursos disponibles, les permite organizarse para tener una economía más solvente en su hogar.
Herramientas para la inclusión. A las habilidades técnicas se suman las denominadas habilidades blandas, que también se trabajan como parte de este proyecto conjunto UNA-IMAS.
Como destacó la académica Charleene Cortez, coordinadora del área de Puntarenas, se trata de un proceso de introspección, donde las participantes redescubren sus fortalezas, habilidades y aprenden a amarse a sí mismas.
No por casualidad, la emprendedora Rossy Cortés expresa que «este proceso ha marcado un antes y un después, me ha dado la oportunidad de crecer, no solo en mi negocio; he crecido como persona y he crecido junto con mi familia».
Consciente de que muchas de estas mujeres son sobrevivientes de una sociedad que las ha excluido por muchos años, la docente Cortez, de la Escuela de Administración, no duda en afirmar que uno de los principales aportes que tiene el proyecto es que las participantes redescubran el valor y el potencial que tienen para aportar al desarrollo de sus comunidades.
El proyecto también pone en evidencia la importancia de la alianza estratégica interinstitucional en beneficio de las poblaciones en mayor vulnerabilidad, sobre todo en momentos en que –según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec)- la desocupación en el país supera el 12,4% y gran parte de las personas desempleadas son mujeres solas jefas de hogar, destacó el rector de la UNA, Alberto Salom. «No podemos declararnos libres de problemas sociales, si no somos capaces de conjuntar los esfuerzos de todas las instituciones, sin pretextos, para emprender el rumbo de la lucha por el bienestar social de todas y de todos», advirtió Salom.
Precisamente, producto de una alianza estratégica entre la Escuela de Administración de la UNA y el IMAS, el proyecto Fortalecimiento de las Habilidades para el Emprendimiento y la Empleabilidad ha capacitado más de 2500 personas en vulnerabilidad social del país, según informó la académica Dunnia Marín, quien está a cargo de la iniciativa desde 2014.
En febrero de 2020, cerca de 500 personas de comunidades puntarenenses en riesgo social como Puntarenas centro, Paquera, Lepanto, Jacó, Parrita y Quepos adquieren las herramientas para sacar adelante a sus familias con negocios sostenibles.
Al concluir el proceso de capacitación, a estas personas se les abren dos importantes oportunidades: pasar a la etapa de acompañamiento técnico y asesoría individualizada y optar por financiamiento del IMAS, ambas orientadas amejorar gradualmente la condición socioeconómica de las familias beneficiarias, mediante la consolidación de sus emprendimientos.