Quizás muchas personas se preguntan si es mejor ingerir un producto farmacéutico o uno macrobiótico, cuáles consideraciones deben tomar en cuenta para hacer una buena elección o uso adecuado de los mismos.
Según Lissette Rodríguez, Decana de Farmacia de UNIBE y quien cuenta con una maestría en productos naturales, afirmó que la gente siempre se inclina más por la parte alopática, el medicamento que se conoce como farmacológico, sea prescrito por un médico o recomendado por un farmacéutico.
“El producto natural o el suplemento alimenticio que se vende en las macrobióticas es un complemento para el tratamiento base que tiene el paciente según su patología. A la gente le gusta lo natural, lo holístico, la terapia suplemental, pero da resultados si se sabe combinar de una forma efectiva. Una recomendación es nunca abandonar el tratamiento alopático”, indicó Rodríguez.
Los productos de las macrobióticas solamente son regulados por la Ley General de Salud de Costa Rica, en comparación a las farmacéuticas que cuentan con mayor respaldo del Colegio de Farmacéuticos y el Colegio de Médicos.
Pacientes hipertensos, diabéticos, cardiópatas, con problemas metabólicos, de sistema nervioso, reproductor, óseo muscular, son los que por lo general complementan sus tratamientos farmacológicos con productos naturales.
Las personas también tienen tendencia a buscar productos macrobióticos, el error radica en que desconocen la forma correcta de su uso. Incluso, muchas veces abandonan el tratamiento alopático y eligen el macrobiótico por ser más económico.
La Decana de Farmacia de UNIBE enfatizó que uno de los mitos principales es que los productos naturales no tienen reacciones adversas y que son totalmente ajenos a una interacción farmacológica.
“Hay una lista de más de 500 productos naturales que sí tienen varios efectos secundarios, el paciente tampoco se puede confiar. Antes de consumir un medicamento de macrobiótica debe ser consultado al médico o al farmacéutico”, aseguró Rodríguez.
Otro de los mitos que más frecuentan las personas es que los farmacéuticos no cuentan al 100% con el conocimiento para la recomendación de los medicamentos. Por ello, en muchas ocasiones prefieren recurrir de manera inmediata a su médico.
Los productos farmacológicos son productos serios, todos inscritos por el Ministerio de Salud, elaborados a base de una patente con estudios de hasta 10 años. A diferencia de los macrobióticos que carecen de más investigación de eficacia y estabilidad.
Entre las recomendaciones que da Rodríguez a la hora de ingerir un producto natural es verificar que esté debidamente registrado en el Ministerio de Salud, y que cumpla con las exigencias requeridas. Además, se debe noticiar al médico o farmacéutico que se va a incorporar dentro de su rutina de tratamiento.
Uno de los mayores cuidados que deben tener presente los pacientes es que por lo general, en las macrobióticas quienes recomiendan no siempre son profesionales bien capacitados y los productos no siempre tienen un buen registro sanitario, un problema que persiste en Costa Rica.
Funcionarios del Ministerio de Salud realizan con frecuencia operativos de control en macrobióticas del país, debido a que encuentran productos naturales, medicamentos, suplementos a la dieta, químicos y cosméticos, con falta de registro sanitario.
En muchos casos se desconoce el fabricante y condiciones sanitarias en las que fueron elaborados por lo que podrían poner en riesgo la salud de la población. Algunos de los productos presentan indicaciones terapéuticas en su etiquetado, no aprobadas debido a que no cuentan con evidencia científica que lo respalde.
Por ello, entre los retos que presenta el país está que el Colegio de Farmacéuticos logre regular en su totalidad las macrobióticas, incluso con atención de farmacéuticos. De esta forma se erradicará mayores problemas en la salud de los costarricenses.
Según la Especialista en Farmacia, Costa Rica tiene alta tasa de adherencia al tratamiento debido a que cuando presentan reacción adversa lo abandonan.
“Uno los retos de los costarricenses es entender que el farmacéutico puede asesorar antes de tomar la decisión de abandonar el tratamiento. La población debe aprender a confiar más en lo que dicen los profesionales de las farmacias”, concluyó Rodríguez.