La periostitis es la inflamación del periostio, la capa más superficial del hueso (como la “piel” del hueso). El lugar de mayor afectación suele ser la cara anterointerna de la tibia, principalmente en el tercio inferior, aunque puede extenderse más arriba, casi hasta la rodilla.
Esta lesión es típica de los corredores, principalmente de fondo. Se debe a las vibraciones que recibe el periostio por el impacto continuo de los pies contra el suelo en este deporte. Es también conocida como síndrome de estrés medial de la tibia o shin splint. Está incluida dentro de las lesiones por sobreuso, como también lo son las fracturas por estrés y la tendinopatía aquiliana.
El periostio es una membrana que cubre al hueso y le proporciona irrigación, nutrición y sensibilidad. A esta membrana se unen los músculos que llegan a la tibia. Por ello, la periostitis, “puede estar dada no sólo por la inflamación del periostio, sino que también de los músculos y tendones adyacentes”.
Los factores que predisponen a sufrirla son:
Aumentos bruscos del volumen o intensidad de entrenamiento.
Mala amortiguación en el calzado.
Correr por superficies duras.
Pronación excesiva de la pisada.
Hay diferentes métodos de recuperación, entre los que se encuentran: el reposo, la aplicación de hielo local, la corrección de la pisada con prótesis plantares, vendajes o mallas de sujección para limitar las vibraciones, antinflamatorios y el fortalecimiento del músculo tibial anterior.
¿Cómo se trata?
En etapa aguda hielo y reposo. El reposo no necesariamente es suspensión total de las actividades físicas, se puede disminuir la carga de entrenamiento, ya sea en distancia o frecuencia.
También se puede cambiar a ciclismo o natación para mantener capacidad aeróbica. Este reposo es variable, dependiendo de la severidad de los síntomas y puede ir desde 2 a 6 semanas. El hielo es muy útil y puede ser aplicado por periodos de 20 minutos después de la actividad física, o varias veces al día. Anti-inflamatorios o paracetamol también son de ayuda.
- Modificar el programa de entrenamiento, disminuir intensidad, frecuencia y duración.
- Realizar ejercicios de bajo impacto (elíptica, bicicleta, etc.).
- Retorno gradual a la actividad deportiva si no hay dolor.
- Realizar elongación y fortalecimiento regular de extremidades inferiores y de tronco (glúteos, abdominales y cadera).
- Zapatillas adecuadas al tipo de pisada y con absorción de impacto.
- Cambiar zapatillas cada 400 a 600 kilómetros.
- Considerar el uso de plantillas en caso necesario.
- Kinesiología y fisioterapia. (ejercicios, tens, etc.).
En resumen, la periostitis es uno de los cuadros por sobreuso más frecuente en corredores. La prevención es fundamental, en especial con adecuado entrenamiento y unas buenas tenis especiales para correr. Cuando se presenta, es importante disminuir la carga de entrenamiento y cambiarla transitoriamente por actividades de bajo impacto. Hielo, anti-inflamatorios y ejercicios de elongación y fortalecimiento son el tratamiento inicial.
Cuando el dolor se hace constante o en reposo, es recomendable consultar a un traumatólogo. Un diagnóstico adecuado y un tratamiento precoz permitirán una pronta vuelta al entrenamiento.