Es sabio el refrán “no todo lo que brilla es oro”, como también lo es decir que: no todas las formas de limpiar son inofensivas; muchos de los compuestos químicos que usualmente se aplican a los productos de limpieza pueden generar daños a la salud si no se utilizan con cautela.
El riesgo por exposición a sustancias químicas de la limpieza puede producirse por la vía respiratoria, por contacto con la piel e incluso por la ingesta cuando existe algún descuido como dejar productos al alcance de niños pequeños y mascotas.
Lo más aconsejable es dejar los químicos artificiales de lado y probar con productos alternativos basados en compuestos que reducen a un mínimo los riesgos para la salud y que son buenos para el ambiente. En la actualidad el mercado ofrece alternativas viables cuya efectividad es notable sin causar daños a las personas o al entorno natural, incluida la fauna y la vegetación.
No obstante, las opciones de productos de limpieza con algún riesgo cubren una porción importante del mercado, por lo que es necesario ser cuidadoso cuando se las adquiere. Piense, por ejemplo, en productos como el amoníaco, presente en muchos artículos de limpieza para superficies duras, el cual es capaz de irritar gravemente la piel, los ojos, la garganta, y los pulmones.
En otras ocasiones, los efectos de los compuestos no son tan evidentes, ni directos, pero no por esto requieren menor atención, este es el caso del Triclosán y el Triclocarbán, compuestos que se agregan comúnmente a productos de limpieza doméstica como el jabón para las manos, el jabón para lavar los platos e incluso la pasta de dientes. Ambos son productos químicos persistentes en el medio ambiente y están asociados a la creación de microorganismos resistentes a tratamientos médicos, formación de dioxinas en el medio ambiente y efectos hormonales en vertebrados, lo que explica que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) haya girado una orden para prohibir la venta de productos que contengan compuestos de este tipo desde setiembre de este año.
Preste atención a los siguientes consejos que le asegurarán una mejor manipulación de los productos químicos que pueden ser empleados en la limpieza del hogar:
1. Proteja sus manos: una mala práctica frecuente es aplicar los productos de limpieza químicos directamente, sin protección en las manos, ya que los componentes nocivos de las sustancias químicas pueden entrar en contacto con la piel y causar enrojecimientos, quemaduras, reacciones alérgicas o dermatitis. En muchos casos, los productos químicos individualmente o mezclados pueden llegar a ser corrosivos, cancerígenos, irritantes o asfixiantes cuando son aspirados por descuido o error.
2. Lea las etiquetas: hacer una lectura de las etiquetas de seguridad y prevención que aparecen en los envases de los productos es un buen método para estar al tanto de los riesgos a que se exponen las personas usuarias del producto. Es común que estas etiquetas contengan información toxicológica e indiquen de manera clara cómo reducir el riesgo por contacto o ingesta y cómo actuar en caso de una emergencia.
3. Cuide el almacenamiento: el espacio para guardar los productos químicos de limpieza debe ser ventilado y aislado de fuentes de calor, luz y humedad. La condición de los envases debe ser adecuada en el sentido de poder cerrarse y no permitir derrames. Además, en lo posible, deben utilizarse primero los productos con más tiempo de estar almacenados antes de abrir un nuevo producto del mismo tipo. No olvide depositar correctamente los recipientes vacíos y buscar una adecuada disposición final a las sustancias restantes o peligrosas.
4. No combinar ni mezclar. Las combinaciones de productos químicos pueden generar gases perjudiciales para la salud. Por ejemplo mezclar el blanqueador de cloro con otros productos de limpieza como el amoníaco, puede despedir gas de cloro peligroso para la salud y generar síntomas como tos, falta de aliento, dolor de pecho, náuseas e intoxicación.