Arrancó la segunda vuelta de las eliminatorias de futbol de Concacaf hacia Brasil 2014, y Costa Rica lo hizo contra Panamá.
Al ver los juegos de la Selección Nacional de futbol, una de las cosas que más me impresiona, es que la mayoría de este grupo aprendió a ser competitivo. Eso en el futbol de alto nivel significa saber identificar situaciones que se dan y casi siempre elegir las más convenientes.
Una de las razones para ello, al contrario de lo que pensaban muchos en Costa Rica, es que la mayoría de esos jugadores se curtieron en el futbol de «segundo orden» en Europa.
Esa experiencia del estar jugando siempre, o casi siempre, instauró en cada uno de ellos madurez desde la eliminatoria hacia Sudáfrica 2010. Además permitió identificar situaciones dentro y fuera de la cancha que les hace decir: “Ahora si somos jugadores de futbol”. Se les nota una presencia física y anímica que contagia confianza.
También aprendieron, desde la crudeza de vivir en esos lugares duros de adaptarse para un latino, la importancia del estar pendiente uno del otro y apoyarse en las buenas y las malas. Desean lo mismo: triunfar y entrar a la historia.
Desde sus diferentes realidades en sus clubes, aprendieron que solo triunfa el que no se amilana ante la adversidad. Se les nota en las fotos que suben a las redes sociales y en sus declaraciones ante la prensa, que ganaron carácter y son una buena familia.
Siempre he sostenido, por la experiencia que me dio comandar dos clasificaciones mundialistas, que el jugador costarricense necesita eliminatoria y media para madurar.
Así ha sido en los procesos exitosos de la selección. El valor diferenciado que está mostrando este grupo, con tres generaciones dentro de él, es que sigue manteniendo la columna del grupo de la eliminatoria anterior.
Al comienzo de este recorrido, se decía que la selección debía ser integrada solo con jugadores locales. Que con tanta gente afuera era difícil armar un equipo. Eso es cierto. Sin embargo, si hay voluntad, compromiso, experiencia y calidad, se le allana mucho el camino al entrenador de turno.
Hasta ahora se lleva una buena media inglesa: ganar adentro y al menos empatar afuera. El recorrido después de seis partidos le dio más fortaleza a todo el grupo.
Empatar un partido que se tenía perdido en Panamá, como aquel contra Honduras en el 2001. Ganar los partidos ganables en casa, como Jamaica, Honduras y Panamá. Perder un juego de esos que te da rabia cuando vas camino al vestidor, allá en la nieve de Denver, y empatar en un escenario como el Azteca, donde ganar es muy difícil, le ha dado una credibilidad merecida a este grupo.
Viene lo más duro: sostener la embestida de los que vienen atrás. No me gusta apostar, entre otras cosas porque esta profesión es una eterna apuesta, pero sí puedo decir que se va por el camino correcto. Independientemente de los gustos. Costa Rica necesita ir a ese mundial para que esa conjunción de generaciones que hay ahora, pueda intentar dar una continuidad de participaciones mundialistas, que se vio truncada post Alemania 2006. Ojalá se dé.
*Alexandre Borges Guimaraes/ Actual Técnico del Tianjín Teda de China/ Mundialista en Italia 1990 (como jugador de CR),Corea-Japón 2002 y Alemania 2006 (como entrenador de CR).