Cuando la taekwondista costarricense, Katherine Alvarado bajó del tatami al ser vencida por la mexicana Victoria Heredia, la tica se abrazó con su padre y entre lágrimas le repetía: “Papí, yo vine por la medalla de oro, yo vine por la de oro”.
Su padre, quien es el Presidente de la Federación Costarricense de Taekwondo, le dijo: “yo sé, pero esa medalla de bronce es igual para estar orgullosos”, le respondió Wilmar Alvarado mientras ambos derraban lágrimas.
Un poco más tranquila luego de terminar de desahogar su pena por no lograr la presea dorada, Katherine afirmó que nadie le quitaría ese deseo de ser medallista de oro, pero sabe que dio lo mejor de si para alcanzar la meta.
“Estoy más tranquila, pero nadie me saca de la cabeza el deseo que tenía de llevar a Costa Rica la medalla de oro. Quería llegar a mi casa con esa medalla, pues estuve fuera un mes y medio entrenando en España, el sacrificio de dejar a mi hijo con mis padres, de hablar y no poder darle un beso de buenas noches es duro, por eso quería el oro para que todo esto fuera recompensado, pero igual estoy agradecida con Dios por tantas bendiciones”, explicó Katherine con sus ojos aún hinchados por el llanto.
La atleta tica se mantuvo durante el mes de octubre y mediados de noviembre en tierras españolas preparándose para estos Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014.
Su hijo Gabriel de 5 años de edad es por quien lucha tanto dentro como fuera de un tatami.
“Todos mis logros son para mi hijo, él sabe que estoy haciendo y a pesar de su corta edad es quien me motiva a ser deportista. Esta medalla de bronce es de Costa Rica, pero una parte es de mi hijo que al igual ya le gusta hacer taekwondo” destacó Alvarado.
Sobre sus combates ante la hondureña Irene Guevara, a la cual derrotó 4 a 0, manifiesta que fue una pelea con mucha técnica, ir al frente y retroceder con cautela, pero algo diferente fue ante la mexicana Victoria Herrera,
“Yo le había ganado hace dos meses en el Panamericano Aguas Calientes, acá en México, donde obtuve la medalla de plata, la conozco bien y se de lo que puede dar. La pelea fue muy difícil porque ninguna de las dos pudo marcar en los tres round, siempre fuimos con un 0 a 0 hasta que llegó el round de punto de oro donde cualquiera puede ganar y esta vez, no fui yo” dijo en tono tranquila.
Ahora sabe que vendrá una semana de vacaciones para poder estar con su hijo todo el día, y para el 12 al 14 de diciembre empacar nuevamente para acudir al Pan-Am Open en Oregón Estados Unidos.
“La vida de un deportista no termina con una medalla, al contrario, una vez que se pone en el cuello hay que quitársela para buscar una nueva, yo amo lo que hago y estoy feliz de pelear por el taekwondo de Costa Rica, esto inicia, quiero llegar lejos y llenar el cuarto de mi hijo de muchas nuevas medallas”, manifiesta con una amplia sonrisa esta madre de 26 años de edad y 22 de ser taekwondista.