Estudiantes de distintas carreras de la Universidad Nacional (UNA) piden al futuro presidente de Costa Rica (Luis Guillermo Solís, electo este domingo 06 de abril) “que escuche” y “que tome en cuenta al pueblo”.
Así lo revela el sondeo “Democracia en la familia, la universidad y el país”, realizado a 138 universitarios por las investigadoras Marianella Castro, María Esther Morales y Marianela Bolaños, del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina).
Al consultárseles, en pregunta abierta, sobre las recomendaciones que le harían al próximo mandatario, la mayoría de las respuestas (25.8%) se orientó hacia la necesidad de mayor escucha y mejor relación pueblo-gobernantes, así como a la conveniencia de una gestión dispuesta a tomar en cuenta a la gente.
Las sugerencias coinciden con las respuestas que dan los jóvenes cuando se les solicita que describan un país democrático. Las características que sobresalen (20.3%) son aquellas relacionadas con la libertad, especialmente de expresión y de elección. A estas se suman, con un 16.1%, las que se refieren a la escucha (“el pueblo es escuchado y cuenta su opinión”) y a la participación de la gente en las decisiones (12%).
No por casualidad, ante la pregunta “¿qué podemos hacer para que el país sea más democrático?, los universitarios mayoritariamente responden “involucrar al pueblo en las decisiones” y “ser participativo y crítico”.
Entre el reclamo y la vivencia democrática
Aunque los jóvenes reclaman participación activa, los datos no reflejan que tengan actitudes ni realicen acciones para hacerla realidad.
“Ellos le recomiendan al futuro presidente que escuche al pueblo, que lo tome en cuenta, que haya una mejor comunicación y que trabajen en conjunto, pero qué difícil si el pueblo no se involucra y no se hace escuchar con medios adecuados para que el gobierno acate”, cuestiona la investigadora Marianella Castro.
Tampoco parece haber una cultura de participación de los jóvenes en las decisiones que les afectan, ya sea en su rol de hijos en el seno de sus familias o como estudiantes en el sistema educativo, según se desprende de las respuestas.
Si bien describen una familia democrática como aquella donde se toman decisiones considerando la opinión de todos los miembros, un tercio de la población consultada (29.7%) sostiene que los hijos deben participar solo en las decisiones en que estén involucrados. Para las investigadoras, esta respuesta –la más frecuente- permite interpretar que los hijos quedan excluidos de algunas de las decisiones que se toman, ya que usualmente son los adultos quienes determinan cuáles les conciernen.
“Obviamente la mayor responsabilidad en la toma de decisiones le corresponde a los padres, pero debe haber participación de los hijos y escucha de sus necesidades y opiniones para que ellos aprendan a tomar decisiones en conjunto y, en consecuencia, haya un modelamiento de lo que significa la democracia”, subraya Marianella Castro, especialista en educación preescolar.
El escenario educativo presenta una situación similar. Los estudiantes estiman que la democracia se aplica en las aulas universitarias principalmente mediante el respeto a sus opiniones y derechos (20.6%), la discusión del programa del curso (9.0%) y la libertad de expresión (8.4%).
No obstante, a la hora de la toma de decisiones, ellos se inclinan por dejar en manos del docente la responsabilidad en áreas como la organización de la clase, el diseño de propuestas y estrategias, la evaluación y los contenidos, así como las relacionadas con la academia, la mediación, límites, reglas y valores. Mientras tanto, mayoritariamente (58%) consideran que a los estudiantes les corresponde tomar aquellas decisiones que los involucran o que se relacionen con el curso.
Convencida de que la falta de vivencia democrática en hogares y aulas tiene una repercusión en el debilitamiento de la democracia del país, la investigadora Marianella Castro recomienda fortalecer la participación en la toma de decisiones en los ámbitos cotidianos.
“Es que a los niños ni siquiera se les dice que tienen varias opciones de jugo para el desayuno, sino que se les da el sabor que el adulto decide”, advierte la especialista. En su criterio, si desde la infancia se les ofrece la posibilidad de participar en la toma de decisiones, llegarán a ser adultos fortalecidos en su vivencia democrática. “En lo cotidiano es donde aprendemos a ser democráticos”.
El sondeo en detalle
El sondeo “La democracia en la familia, la universidad y el país” fue realizado a finales de 2013 -en vísperas de las elecciones presidenciales- a 138 estudiantes de diversas carreras y distintos niveles de la Universidad Nacional (UNA).
Estuvieron a cargo del estudio las académicas María Esther Morales, Marianella Castro Pérez, Marianela Bolaños, académicas del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina) del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE).
El objetivo es que los datos obtenidos constituyan un insumo para promover la reflexión entre padres, madres, profesores y autoridades universitarias y nacionales sobre las dinámicas desarrolladas en sus respectivos contextos, con miras a propiciar la introyección y puesta en práctica de los valores democráticos.