Andaderas constituyen un riesgo para la niñez

El Ministerio de Salud al amparo de la Convención sobre los Derechos del Niño en cuanto a garantizar un ambiente sano para esta población, recomienda abandonar el uso de la andadera para niños (as), debido a que incrementan la ocurrencia de lesiones de diferente grado.
Además de los múltiples accidentes que pueden ocasionar las andaderas, varios estudios de igual manera determinan que pueden tener repercusiones negativas en el desarrollo físico, motor y cognitivo.

“El uso de andaderas es inseguro para los niños y niñas; se incrementan la ocurrencia de lesiones de diferente grado, y además no acelera el proceso de aprender a caminar, más bien lo retarda, y puede tener repercusiones negativas en su desarrollo físico, motor y cognitivo”, explica Gabriela Castro, directora de la Dirección Nacional de Nutrición del Ministerio de Salud.

Los riesgos
De acuerdo a la evidencia científica, las andaderas aumentan en un porcentaje importante la ocurrencia de lesiones. Entre 85% y 90% de las lesiones provocadas son lesiones en la cabeza, las cuales pueden llegar a producir condiciones de discapacidad o de riesgo para la vida.

Asimismo, existen otras lesiones como fracturas de brazos, clavículas, costillas, quemaduras, pérdida prematura de dientes que puede llevar a alteraciones funcionales de la mordida, ahorcamientos (cordones o persianas) y hasta envenenamientos.

Con respecto a las repercusiones en el desarrollo normal del niño o niña, igualmente los estudios determinan que no es conveniente apresurar el proceso natural para aprender a caminar, pues no es natural sostenerse en dos pies y soportar el propio peso antes de aprender a sentarse, gatear y ponerse de pie.

Por otra parte, la andadera no favorece la conducta del gateo. Este último provee una serie de estímulos cognoscitivos y de desarrollo motor, que son importantes para las fases posteriores de desarrollo.

“Se ha demostrado que el uso de la andadera más bien retarda de uno a dos meses el proceso de aprender a caminar por si solo. Lo anterior se explica porque el cerebro se habitúa a asociar la habilidad de caminar con el uso de la andadera. Por ello al momento de quitarla, se afecta la seguridad en si mismo y su estabilidad”, amplía Castro.

Finalmente, el uso de la andadera antes de cumplir el primer año de edad puede provocar que se desarrollen alteraciones músculo-esqueléticas, las más conocidas son el genu valgo esquelético (rodillas convergen-tobillos divergen), o las rodillas divergen-los tobillos convergen (“corvetas”), ya que un niño (a) de 6 meses o un poco más, no está preparado para soportar -ni siquiera parcialmente- su propio peso.

PRINCIPALES RIESGOS

  • Se pueden caer por escaleras, pudiendo causarse lesiones graves en cráneo y cerebro, fracturas de brazos, clavículas, costilla. Incluso morir. Esto causa el 75% de las lesiones. El agravante es que los niños muy pequeños no han desarrollado el reflejo de extender las manos para proteger la cabeza, y se ven muchos traumatismos en cráneo en estos pacientes.
  • Quemaduras. La movilidad que les otorga la andadera puede hacer que se acerquen a la cocina y se quemen con las ollas. El uso de andaderas en la cocina es especialmente riesgoso.
  • Envenenamientos. Las andaderas pueden hacer que lleguen hasta el lugar donde se encuentren las medicinas y tomarlas, pensando que son caramelos.
  • Los hermanos pueden empujar al niño en su andadera.
  • Tirarse cosas encima al jalar por ejemplo un mantel (taza de café caliente, una plancha, un jarrón).
  • Tropezarse en tapetes, alfombras, desniveles y rodarse
  • Que alguien se tropiece con el bebé en la andadera y caiga encima de él
  • Alcanzar contactos eléctricos
  • Ahorcarse con cordones de cortinas o persianas
  • Caer en una piscina o estanque
  • Meter los deditos en un ventilador, radiador, chimenea, etc.
  • Ir a lugares peligrosos que no podría ir sin ayuda de la andadera.

LAS RECOMENDACIONES

  • Que el niño esté en el piso, o en un encierro, esto genera menos riesgos que la andadera y puede hacer incluso que camine más rápido.
  • En el encierro el bebé está mucho más seguro si la mamá tiene que cocinar, ir al baño, ir a lavar o tender la ropa, etc. En el encierro el niño puede jugar, sentarse, acostarse, incorporarse, gatear, hacer solitos, sin peligro.
  • El niño o niña en su encierro, cuna o piso estimula su motricidad gruesa al sentarse, pararse apoyado en el borde de la cuna y arrodillarse para juntar un juguete, donde también desarrolla su motricidad fina.
  • Promover que el niño o niña gatee, este movimiento le permite identificar perfectamente que es independiente para realizar movimientos y comenzar a desarrollar estructuras neuronales.
  • Aproximadamente a los 8 meses el niño o niña se intenta arrastrar como cocodrilos para alcanzar algo que les llame la atención. Desde ahí hay que estimular el gateo que habitualmente consiguen alrededor de los 10 meses y posteriormente habrá que estimular que se sostengan de pie con algún apoyo y luego se les estimulará y ayudará a empezar a caminar.
  • Cuando el niño o niña no usa andadera aprende a caminar más rápidamente, pues empieza a fortalecer sus brazos desde que empiezan a sentarse y se van de lado y se detienen con sus brazos. Al gatear fortalecen sus músculos de cuello y brazos, miden distancias y se divierten mucho al desplazarse.

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