El 13 de mayo de 1949, hace 65 años, falleció María Isabel Carvajal, quien escribió bajo el seudónimo de Carmen Lyra. Su muerte sucedió en México, en el exilio posterior a los hechos armados de 1948. Muchos costarricenses la reconocen como la autora de “Los cuentos de mi tía Panchita”; sin embargo, ella también fue docente (pionera de la educación preescolar en Costa Rica) y activista política con el Partido Comunista de Costa Rica.
Esta destacada costarricense nació en 1888 y se graduó como maestra normal en el Colegio Superior de Señoritas, en 1904. Dos años más tardes trabajó como novicia en el Hospital San Juan de Dios al mismo tiempo en que empezó su quehacer literario en revistas y periódicos de la época como Páginas ilustradas, Pan¬demonium, Ariel y Athenea.
La primera revista literaria para niños fue obra suya, en compañía de Lilia González, y se tituló San Selerín. Esta se publicó en dos momentos distintos, de 1912 a 1913 y de 1923 a 1924. Su trabajo literario también se desarrolló en la revista Renovación, de carácter artístico y pedagógico. Como ensayista, fue muy activa en el Repertorio Americano donde sus trabajos retomaron muchos de los temas esgrimidos por jóvenes intelectuales de la época, como la pobreza, la explotación laboral y la injerencia del gobierno estadounidense en asuntos nacionales.
Sin embargo, en opinión de Ruth Cubillo – autora de Mujeres ensayistas e intelectualidad de vanguardia en Costa Rica- la mayoría de sus ensayos políticos se encuentran en el Semanario Trabajo, órgano del Partido Comunista.
Un momento relevante dentro de su activismo político se dio el 13 de junio de 1919 cuando participó en la manifestación de docentes contra la dictadura de Federico Tinoco, actos que terminaron en la quema del periódico La información. Asimismo, en 1930 se incorporó a la dirección intelectual del Partido Comunista en el que también colaboró con el periódico Trabajo.
Indica Cubillo que aunque Carvajal era una persona respetada en el partido, no se pudo postular como candidata a diputada o a la Presidencia de la República por cuanto la ciudadanía de las mujeres se reconoció hasta la Constitución Política de 1949.
En 1920 tuvo la oportunidad de estudiar en Europa y a su regreso, un año más tarde, se encargó de la cátedra de Literatura infantil de la Escuela Normal de Costa Rica. Su trabajo en el campo docente tuvo un hito en 1926, fecha en que fundó la Escuela Maternal Mon¬tessoriana, en San José.
Es así como, indica Claudio Monge, ella impulsó la idea de que hubiera casas cuna atendidas por docentes profesionales. Su filosofía queda en evidencia cuando se sabe que antes de abrir la Escuela Maternal, María Isabel Carvajal obligó a sus dos colaboradoras, Luisa González y Margarita Castro, no solo a leer libros sobre educación preescolar, sino también a llenar cuestionarios socio-ambientales sobre cada niño. Esta última tarea dejó en evidencia que muchos de los futuros estudiantes vivían en gran pobreza: en casas sin ventanas, bañándose en ríos, sin haber usado jamás un cepillo de dientes o haber tomado leche.
Las palabras del escritor y maestro costarricense Carlos Rubio se consideran adecuadas para cerrar este resumen: “… la cultura patriarcal intenta recordarla como la dulce maestra que contaba cuentos a los niños. Sí, Carmen Lyra fue eso. Pero también fue la fundadora de la primera institución de educación preescolar en nuestro país, la propulsora de los comedores escolares, la iniciadora de las bibliotecas infantiles, animadora del teatro dedicado al pueblo y a los más pequeños, participante fundamental en los procesos de conquista de los derechos de la mujer, su voz aún se oye en los grandes logros sociales de la década del 40 como la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social y la Universidad de Costa Rica, y por supuesto, es una de las escritoras más relevantes de la narrativa latinoamericana de la primera mitad del siglo XX”.