La exitosa experiencia que tuvo el Programa de Cooperación Sur-Sur, desarrollado entre Benín, Bután y Costa Rica; y financiado por el Reino de los Países Bajos, de haber implementado 43 proyectos entre el 2007 y el 2011, proponía realizar un proyecto enfocado en el intercambio de conocimiento, buenas prácticas y tecnologías, aplicado a nivel intra-regional.
Es así, como surgió la iniciativa llamada “Desarrollo de la capacidad local en tecnologías agrícolas bajas en carbono y amigables con el ambiente”.
Este proyecto nació con el objetivo de que los productores agrícolas estuvieran capacitados para enfrentar los retos del cambio climático, desarrollarán sus capacidades, adoptarán las buenas prácticas generadas del Programa de Cooperación Sur-Sur, utilizarán tecnologías bajas en carbono y contribuyan diariamente al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades rurales.
Para lograr el éxito del proyecto, tres organizaciones costarricenses con gran conocimiento y amplia experiencia en temas de desarrollo sostenible, han tenido a cargo la gestión técnica y administrativa.
El Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), la Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria Centroamericana (ACICAFOC) y FUNDECOOPERACIÓN, han realizado importantes iniciativas para que las comunidades de producción agrícola y campesina del Atlántico Central y el Pacífico Sur, formarán parte de este gran proyecto y hoy puedan presentar los exitosos resultados que han tenido sus fincas.
Los destacados esfuerzos que han realizado estas tres organizaciones; y el interés y trabajo de los productores agrícolas nacionales, hicieron que el proyecto “Desarrollo de la capacidad local en tecnologías agrícolas bajas en carbono y amigables con el ambiente” culmine con gran éxito y hoy agrupe más del 100 beneficiarios directos, más de 25 agricultores capacitados como formadores y más de 10 Tecnologías de Bajo Costo compartidas entre los participantes.
Todos estos agricultores costarricenses hoy tienen gran conocimiento y experiencia en las prácticas y tecnologías de: organoponía; agricultura orgánica; fincas integrales; manejo pasturas; biodigestores; biochar; terra preta; tecnologías ABC (agricultura bajo costo): compost sellado, biofertilizantes, eras permanentes, manejo y conservación de semillas criollas; Tecnologías de Agricultura Climáticamente Inteligente, fermento de plantas, fermento de frutas, aminoácidos de pescado, bioplaguicida microbial naturales, entre otros.
Marianella Feoli, Directora Ejecutiva de Fundecooperación, asegura que existía la necesidad común entre las tres organizaciones, de encontrar tecnologías agropecuarias que siendo económicamente rentables y ambientalmente respetuosas, mostrarán resultados efectivos en el corto plazo y de forma sostenible.
“Hoy nos sentimos orgullos de ver los resultados del trabajo realizado; hemos formado productores capacitados en adaptar la agricultura al cambio climático, que contribuyen con el crecimiento económico y con la seguridad alimentaria de las comunidades por medio de la transferencia de tecnologías de baja huella ecológica”, agrega Feoli.
Para la viceministra de Agricultura y Ganadería, Tania López Lee, este proyecto replantea la gestión del conocimiento que se ha venido desarrollando desde el sector público. “Para el sector público agropecuario el tema ambiental y del cambio climático es un compromiso. En nuestra agenda estamos trabajando fuertemente en el uso de técnicas sostenibles para tener una agricultura de menor costo, con más bajas emisiones de carbono y más limpia”, explica.
Por su parte, Laura Ramírez Cartín, Coordinadora Técnica del proyecto por parte de INTA, asegura que los resultados demuestran que el enfoque metodológico de este proyecto de gestión de conocimiento, formación de formadores y empoderamiento a las comunidades de sus propios procesos de desarrollo, ha sido la estrategia adecuada.
“Se logró ampliar las competencias de los productores, el desarrollo de capacidades locales como gestores de cambio en la actividad agrícola ante los retos hacia el cambio climático y se formó mejores tomadores de decisión. Además, el proyecto permite una sostenibilidad de los procesos más allá del término de los proyectos, ya que queda capacidad instalada en las agrupaciones y organizaciones de productores beneficiarios del proyecto.
Finalmente, Roel Picado, administrador del proyecto por parte de ACICAFOC, afirma que “el proyecto ha aportado bastante al sector agrícola, le ha dado herramientas para un mejor manejo de sus técnicas, de forma tal, que se baje la huella de carbono y que sean más eficientes y eficaces en su trabajo. Se les ha dado capacitación y capital semilla, tanto en aspectos propios de su quehacer diario, como en temas financieros y contables”.