¡Porque ensuciarse hace bien!

Por Dra. Vanessa Arias
Experta en psicopedagogía

El corre-corre de nuestro diario vivir ocasiona que sin darnos cuenta las madres y sus hijos e hijas se distancien lentamente, dejando de lado la importancia de convivir y compartir por medio del juego al aire libre y de forma recreativa.

Hoy en día, cada vez hay menos equipos de niños ó niñas en las plazas jugando fútbol, montando bicicletas, corriendo o explorando en los parques de nuestras comunidades. Hemos dado lugar a que otros artefactos como las consolas de video juegos, sean los espacios donde la niñez aprende, vive y crece sin realizarlo de forma integral.

El juego al aire libre aclara nuestros pensamientos, desarrolla la creatividad y despierta la imaginación.

La responsabilidad de ser mamá no solo implica atender las necesidades básicas de comida, techo y salud, o llevar dinero a la casa por decirlo de otra manera; implica también formar personas integrales en todas sus áreas siendo madres modelos a seguir por los niños y las niñas en todo lo que hacen. Por eso compartimos cuatro (4) claves para las Madres:

1) Aprender con el medio natural. La etapa de la infancia marca de forma definitiva la construcción de personalidad, por lo tanto los niños  y las niñas necesitan de los espacios de juego al aire libre y en contacto directo con los elementos de la naturaleza, como el aire fresco, el agua y la tierra. Estos son medios de estimulación para desarrollar fortaleza en su sistema biológico, así como para crecer y fortalecer su condición física y sus habilidades intelectuales.

2) Aprender jugando. Mediante los espacios de juego, aparte de ejercitarnos, permite que el niño ó la niña desarrolle diferentes habilidades y destrezas como:
Creatividad e imaginación: El juego las despierta y las desarrolla.
Afectivas: Experimentación de emociones como sorpresa, alegría, gozo o satisfacción; también se vivencia la solución de conflictos, ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas. Aprenden jugando a hacer compras, defenderse, negociar y tomar decisiones importantes entre otros.
Físicas: Los niños  y las niñas se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan su coordinación psicomotriz; además de ser saludable para el sistema vestibular,  mismo que está relacionado con el equilibrio y el control espacial, músculos, huesos, pulmones, corazón, entre otros órganos y otros sistemas del cuerpo. Además, de permitirles conciliar el sueño rápidamente y dormir plácidamente durante toda la noche, debido al ejercicio realizado y la relajación.
Desarrollo sensorial y mental: El juego es el mejor de los tutores, permite que los infantes realicen discriminación de formas, tamaños, colores, texturas. Situaciones que apoyan el aprendizaje de la lógica, las matemáticas, las ciencias, la química, el español y los estudios sociales.
Y sobre todo; muy importante; forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita  en este tipo de juegos de una persona que le acompañe.

3) Aprender sintiendo. Representando para el caso de los más pequeñitos y pequeñitas de la familia lo que es el palpar o sentir, el juego hace que los bebés, niños  y niñas aprendan a reconocer texturas, a conocer su cuerpo sus límites y los de su entorno. Esta es la más natural y mejor forma de estimulación temprana.
4) Aprender construyendo. Evitemos sobreproteger a los hijos e hijas, es importante que aprendan la ley de que se cosecha lo que se siembra  y que aprendemos lo que vivimos, esto les dará las herramientas necesarias para afrontar situación complejas cuando estén conviviendo con sus amigos, en la escuela  y más adelante en sus vidas de adultos.
Por eso pongamos en práctica esas cuatro claves para que las madres disfrutemos cada día experimentando y jugando al aire libre con nuestros hijos e hijas, ¡porque ensuciarse hace bien!.

 

Deja una respuesta