Con una inversión de ¢280 millones se pretende brindar seguridad de los adultos mayores indigentes que siguen un programa de rehabilitación del alcoholismo. El estado actual de las instalaciones no reúne los requisitos de seguridad física para la persona adulta mayor que alberga, así como la de los colaboradores que atienden esta población.
El financiamiento del proyecto aportado por la Junta de Protección Social (JPS) por ¢280 millones permitirá a la Organización cumplir con las normativas vigentes en cuanto a seguridad física de la persona adulta mayor de acuerdo con la Ley 7600, el nuevo código antisísmico y de electricidad establecidos.
Las nuevas obras abarcan una construcción de 712 m² aproximadamente: incluye un nuevo pabellón de dos plantas. En la primera planta se ubicará la cocina, alacena, comedor, oficina trabajo social, sala para fisioterapia, biblioteca, recepción, administración, tres servicios sanitarios, y un pasillo. En la segunda planta: ocho duchas, seis servicios sanitarios y un pasillo. Contará con escalera para el segundo piso, así como ascensor, 5 habitaciones, con capacidad para 6 camas cada uno.
El Albergue es administrado por la Asociación Albergue de Rehabilitación al Alcohólico Adulto Mayor Indigente que fue creada por un grupo de alcohólicos recuperados preocupados por la problemática social que presenta el adulto mayor alcohólico.
Desde el 1995 a la fecha y de acuerdo con la información suministrada por la organización al Departamento de Gestión Social de la JPS, “… han recuperado 380 hombres con resultados positivos, (…) logrando su reinserción en la sociedad y convivencia en sus hogares con sus familias.”
Zulema Villalta, Presidenta de CONAPAM, junto a personal de la JPS visitaron las obras que iniciaron hace pocas semanas. Simbólicamente se realizó un acto de colocación de primera piedra.
Villalta indicó que: “Este Albergue, que hoy crece en infraestructura y en el que cada día se invierten colones que la Junta transfiere para alimentación, agua, luz, teléfono, y para el pago de personal, es el ejemplo de los programas sociales que permite desarrollar la lotería estatal. Sin embargo, esta hermosa obra social tiene un gran enemigo. Ese enemigo tiene nombres y apellidos, se llama lotería ilegal y como el óxido corroe los hierros, esta lotería ilegal es la gran amenaza que enfrentan los programas y organizaciones sociales que reciben dineros de la Junta de Protección Social.”