Un total de ¢2.430 millones se están distribuyendo en materiales e insumos, entre 6.500 pequeños productores pecuarios y agrícolas de la provincia de Guanacaste, con el fin de mitigar el impacto de la sequía en la seguridad alimentaria de esta región.
Estas entregas se dan en el marco de los alcances del Decreto de Emergencia declarado, en setiembre del 2014 y en cumplimiento de los planes de inversión que sustentan está declaratoria para atender y mitigar los impactos de la presencia del fenómeno El Niño y sus consecuencias.
Durante el año 2015 en cumplimiento de la primera fase de contención y en coordinación con la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) ejecutó un monto superior a los ¢1.100 millones en la primera fase de contención de El Niño. Con estos recursos se atendieron más de 9 mil agricultores y ganaderos guanacastecos.
Los detalles
En detalle, unos 5 mil ganaderos de la región Chorotega reciben alimento concentrado, melaza, silo pacas, plásticos para ensilaje, picadoras de pasto, maquinaria para ensilaje, entre otros insumos, que empezaron a distribuirse en marzo en todas las agencias del MAG de la provincia.
Mientras que unos 1.500 pequeños agricultores recibirán durante el segundo semestre del año, más de ¢407 millones en semillas para granos básicos, de café, caña de azúcar, fertilizantes, así como materiales para el desarrollo de proyectos de pequeño riego y para producción bajo ambiente protegidos.
“Estos recursos corresponden a la ejecución de la segunda fase de los planes de inversión que logramos concretar con el apoyo de la Comisión Nacional de Emergencias, para atender los requerimientos que enfrentan los productores agropecuarios en situaciones tan extremas como la sequía que desde 2014 sufre la población guanacasteca”, declaró el Ministro Arauz Cavallini.
La inversión que como país hagamos para dar sostenibilidad y productividad a nuestra agricultura, “va a redituar y va a fortalecer nuestra competitividad. Debemos ir hacia la agricultura climáticamente inteligente, intensiva en conocimiento, dependiente no de los insumos que importamos, sino de nuestra misma biodiversidad y del conocimiento tradicional de las familias campesinas”, agregó Arauz.