El proyecto de rearborización Una Nueva Sabana alcanzó su meta. Tras la última jornada de siembra del proyecto, que encabezan Scotiabank y el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (ICODER) desde el 2008, se sembró el árbol 5 mil en el Parque Metropolitano La Sabana.
Este sábado 7 de setiembre, gracias al trabajo de más de 200 voluntarios, se plantaron los últimos 74 árboles de especies nativas contemplados en este proyecto. Entre las especies plantadas resaltan: Fruta dorada (Virola surinamensis), Sotacaballo (Zigia longifolia) y Manú (Minquartia guianensis). Esta última produce una madera pesada y resistente, es una especie sobreexplotada y se encuentra en peligro de extinción.
Luego de culminar esta última jornada de siembra, el proyecto registra resultados sobresalientes:
5.000 nuevos árboles plantados (100% de la meta).
236 especies nativas diferentes (108% de la meta).
+136 especies de aves registradas.
54 jornadas de voluntariado (más de 160 organizaciones participantes, más de 4.600 voluntarios).
“Este sábado completamos el noveno año de intervención en La Sabana. Estamos muy satisfechos con el trabajo realizado y los resultados obtenidos.
Gracias al proyecto de rearborización, el parque cuenta con la diversidad propia de un bosque natural en plena capital ya que, además de albergar 236 especies nativas diferentes de árboles, los cambios en la vegetación incrementaron, también, la cantidad de especies de aves observadas en el parque.
Actualmente, se registran más de 136 especies, pertenecientes a 33 familias”, señaló Armando Soto, coordinador técnico de Scotiabank.
A través de los años, se plantaron especies como: Guaiacum sanctum (Guayacan real) y Cedrela salvadorensis (Cedro bateo) -dos especies en vías de extinción-, Dalbergia retusa (Cocobolo), Tecoma stans (Vainillo), Simarouba glauca (Aceituno), Astronium graveolens (Ron ron), Senna hayesiana (Abejoncillo), Plumeria rubra (Flor blanca), Pentaclethra macroloba (Gavilán), Posoqueria latifolia (Guayaba de mono), entre otras.
Rocío Zamora de Scotiabank, resaltó el valor este esta alianza público-privada. “El proyecto de rearborización Una Nueva Sabana es un ejemplo de alianza público-privada exitosa. Tras alcanzar el 100% de las metas planteadas, es importante destacar los logros del proyecto y ser conscientes del impacto positivo que podemos generar para el país cuando se coordinan acciones entre instituciones del Estado y el sector empresarial”.
Voluntariado, un factor clave para el éxito del proyecto
El éxito de este proyecto se atribuye, en gran medida, a la participación de voluntarios. Desde el 2011, cuando se iniciaron los trabajos de extracción y siembra de árboles en el parque, más de 4.600 personas se sumaron a las jornadas de siembra.
“La participación ciudadana, empresarial e institucional superó nuestras expectativas. La respuesta de los voluntarios ha sido extraordinaria desde que iniciamos los trabajos en el parque en el 2011. Cientos de empresas se sumaron a nuestro proyecto, organizaron sus grupos de trabajo y nos acompañaron durante las 54 jornadas de siembra que coordinamos. El trabajo no ha sido sencillo, por eso, aplaudimos la entrega de todas las personas involucradas en el proyecto. Hoy vemos el fruto de este trabajo”, añadió Rocío Zamora de Scotiabank.
Asimismo, decenas de voluntarios participaron en las jornadas de instalación de mobiliario en el parque. Este se elabora con la madera de árboles extraídos de La Sabana. “La madera extraída, que se encuentra en buen estado y que se puede aprovechar, se procesa en los aserraderos de la Universidad Nacional y, posteriormente, se traslada al Centro Semiabierto CAI San Luis del Ministerio de Justicia, ubicado en Santo Domingo de Heredia, donde un grupo de privados de libertad se encarga de construir mobiliario como mesas de picnic, basureros, rótulos y estaciones de reciclaje”, explicó Vivian Ortega, Gestión de Proyectos del Departamento de Planificación del ICODER.
Los inicios de Una Nueva Sabana
En el 2008, se iniciaron los estudios para determinar los alcances y necesidades del proyecto de rearborización Una Nueva Sabana.
La investigación determinó la necesidad de sustituir más de 3.262 árboles en el parque, pues estos se encontraban sobremaduros, enfermos por diversos hongos y bacterias, o muertos, lo cual podía afectar a las especies sanas y representaba un peligro para los usuarios de este espacio, principalmente, por la caída de ramas.
Los expertos forestales catalogaban La Sabana como un “desierto verde”, ya que, a pesar de la cantidad de árboles existentes en el parque, en su mayoría, las especies eran exóticas.
Tras estos hallazgos, también se determinó la necesidad de plantar en el parque 5 mil nuevos árboles de especies nativas con el objetivo de convertir a La Sabana en un ecosistema ideal para que estas especies desarrollen su ciclo de vida dentro del parque.
“La intervención de La Sabana nos ha permitido enaltecer el componente ambiental del parque, pero también su aporte educativo, cultural, recreativo y deportivo”, finalizó Ortega.