Gracias a las nuevas tecnologías que promueve el Instituto Nacional de Investigación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria, INTA, y bajo el lema “De la huerta a la mesa”, las miembras de la Asociación Hortalizas Najui -que significa mujer en Chorotega- producen 12 cultivos hortícolas poco comunes en las comunidades cercanas a playa Brasilito de Santa Cruz, Guanacaste, donde habitan.
Ellas cultivan albahaca, kale, rúgula, acelga, lechuga, pepino y chile morrón, entre otras hortalizas, gracias a la asistencia técnica y acompañamiento del INTA y al apoyo financiero de la empresa Reserva Conchal.
El proyecto consta de una casa de malla de 650 metros cuadrados y sirve de modelo para otras comunidades costeras, ya que estos nuevos emprendimientos pueden suplir las demandas de hoteles, generar empleo, fortalecer la seguridad alimentaria de los habitantes y, por ende, mejorar los ingresos de las familias.
Según manifestó Roberto Ramírez Matarrita, investigador y coordinador del Programa de Hortalizas en la Región Chorotega del INTA, esta iniciativa ha despertado el interés de los hoteles cercanos quienes están dispuestos a comprar 60% del total de la producción, por lo que se espera aumentarla. Asegura que el restante porcentaje de las hortalizas se comercializan localmente.
El Ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera, destacó la importancia de la transferencia de tecnología para el desarrollo de estas iniciativas que garantizan la seguridad alimentaria de las comunidades y fortalecen las economías rurales. “Pensar hace un tiempo en sembrar hortalizas en las zonas costeras era una utopía. Hoy, gracias al trabajo de los funcionarios del INTA, es una realidad para muchas familias en Guanacaste que están produciendo una gran variedad de productos, de excelente calidad; están atendiendo una demanda importante y asegurando un futuro para sus familias y comunidades”, manifestó el jerarca rector del Sector Agropecuario.
Ashley Martínez, integrante de Hortalizas Najui, asegura que este proyecto es una experiencia muy enriquecedora para las asociadas, dado que ha servido de aprendizaje y de gran ayuda para incrementar la autoestima de todas ellas.
“A futuro nos vemos con un proyecto más grande, con más integrantes, empoderadas e independientes. Asimismo, esperamos beneficiar la salud de muchas familias. Nuestra motivación del del día a día es poder aportar a nuestros hogares una ayuda extra, ofreciéndole a nuestros hijos una calidad de vida mejor y, también, apoyar a muchas familias de esta zona con productos frescos y muy sanos”, concluyó la productora Martínez.
En Guanacaste, el INTA ha brindado acompañamiento a 8 proyectos de mujeres para la producción de hortalizas bajo el sistema de casas malla. Para el futuro cercano, están por desarrollar otros similares en Paquera, Lepanto, isla Venado y Barranca, incluso para la producción de frutas, como la guayaba china.
Las casas malla representan una opción de producción bajo ambientes controlados, que ofrecen protección contra las condiciones adversas del clima y contra las plagas; y dan una mejor calidad y mayores rendimientos a la producción.