Los resultados de la ejecución de la Estrategia Nacional de Ganadería baja en Carbono, y de su principal herramienta, la NAMA Ganadería, comienzan a ser evidentes. En Costa Rica hay más de 700 fincas ganaderas que aplican las tecnologías contempladas en la NAMA para adaptarse al cambio climático, a eventos climáticos extremos y a mitigar, aún más, los gases de efecto invernadero. Además, es importante señalar que 18% de los bosques del país se encuentran resguardados y protegidos en fincas ganaderas, lo que hace que el sector realice un importante aporte en la meta de descarbonización de la economía.
Estas fincas, que implementan medidas como Pastoreo Racional, Fertirriego de Purines y Bioles, cosecha de agua de lluvia y mejoramiento de pasturas, entre otras, demuestran un incremento de su productividad de hasta 16%, además del aumento en la carga animal al doble.
«Tenemos intervenidas alrededor de 700 fincas en todo el territorio nacional, que implementan una o más medidas de la NAMA y ellas han ayudado a que los productores sean más rentables, que puedan permanecer en la actividad ganadera, que se adapten al cambio climático y puedan incrementar su rentabilidad hasta en 16%», detalla Jorge Segura Guzmán, coordinador del Programa Nacional de Ganadería.
José Rafael Alfaro, ganadero del Pacífico Central, es uno de los productores que ha introducido cambios en su finca La Quina, una finca familiar de la cual está a cargo desde hace 6 años junto a su esposa Melissa Pérez. «Antes dependíamos muchísimo de suplementar los animales con residuos de la industria, teníamos potreros muy grandes. Ahora los dividimos en potreros más pequeños, administrando mejor el pasto que había en cada potrero, la boñiga es parte de los fertilizantes», explica.
Los ganaderos afiliados al NAMA tienen en el MAG, el INTA, CORFOGA, la Cámara Nacional de Productores de Leche y en las cámaras de ganaderos a nivel nacional aliados para implementar las tecnologías en sus sistemas productivos. «Convertirnos primero en agricultores antes que en ganaderos, para dar un buen manejo al pasto; mejorar su uso mediante el sistema de pastoreo racional, recurrir a otros recursos como los árboles que fijan nitrógeno al suelo; llevar el agua y minerales a los animales para evitar que caminen extensas áreas, y facilitarles pasto en su punto óptimo de crecimiento, de manera que nos ayuda para capturar el carbono y a la vez se convierte en mejor alimento para las reses, son algunas de las prácticas que nos enseñan a desarrollar en la fincas para hacerlas más rentables y ambientalmente sostenibles», detalla don José Rafael.
«El sector ganadero costarricense es un ejemplo de buenas prácticas, de manejo del bienestar animal y es un ejemplo en las metas de descarbonización y disminución de emisiones. El 18% de los bosques de este país están precisamente en las fincas de los ganaderos, quienes están comprometidos con la rentabilidad y la sostenibilidad de sus unidades productivas», manifestó la Viceministra de Agricultura y Ganadería, Ana Cristina Quirós Soto.
La Estrategia Nacional de Ganadería Baja en Carbono es un acuerdo sectorial que impulsa el Ministerio de Agricultura y Ganadería desde 2014, en el que participan cámaras de ganaderos, CORFOGA, la Cámara de Productores de Leche, la industria, la academia, y el sector institucional. Mediante la Estrategia, se procura promover acciones de mitigación (NAMA) en el sector ganadero para reducir las emisiones, siendo la meta principal desarrollar mayor productividad y rentabilidad del negocio.
Además, las prácticas de la NAMA pueden ser financiadas por medio de fondos del Sistema de Banca para el Desarrollo, mediante bancos participantes como el Banco Nacional, el BAC y Coocique, en todo el territorio nacional, con tasas de interés bajas, periodos de gracia adaptados al sistema productivo y con la posibilidad de poner en garantía los animales y contar con apoyo técnico por parte del INA, entre otras facilidades.