La alfabetización es un derecho y un motor fundamental del desarrollo humano que abre el camino a la autonomía, la adquisición de competencias, la plena expresión de la cultura y la plena participación en la sociedad.
En los dos últimos decenios el analfabetismo ha disminuido en el mundo gracias al impulso de los esfuerzos internacionales y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El 84% de la población mundial sabe hoy leer y escribir, frente al 76% en 1990. En 20 años la población analfabeta se ha reducido en más de 100 millones.
Pero todavía no es suficiente; más allá de estas cifras persisten graves desigualdades. Dos tercios de los 774 millones de adultos analfabetos que hay en el mundo son mujeres. La mayor parte de los niños y adolescentes no escolarizados son de sexo femenino. Entre los niños en edad escolar, hay 57 millones privados de enseñanza primaria y 69 millones privados de enseñanza secundaria, y los que tienen la suerte de ir a la escuela, no siempre salen de ella sabiendo leer y escribir.
Incluso en los países económicamente desarrollados, una proporción demasiado grande de la población no domina las competencias básicas de lectura y escritura, lo que constituye un freno importante a la plena realización de la persona, al desarrollo de las sociedades y al entendimiento mutuo entre los pueblos.
Esta situación es más grave en la medida en que la expansión de las nuevas tecnologías y el florecimiento de las modernas sociedades del conocimiento están haciendo del dominio de la escritura una competencia indispensable. La alfabetización es la primera condición del diálogo, la comunicación y la integración en las nuevas sociedades interconectadas.
Los jóvenes necesitan nuevas competencias para entrar en el mercado laboral y triunfar en él, dominar varios idiomas, comprender la diversidad de las culturas, formarse a sí mismos a lo largo de toda la vida. La alfabetización es la clave de la adquisición de los conocimientos y las habilidades existenciales, prácticas y de convivencia en los que se funda la ciudadanía moderna. Es más que nunca la piedra angular de la paz y el desarrollo en el siglo XXI.
La alfabetización es pues mucho más que una prioridad educativa. Es la inversión de futuro por antonomasia y la primera etapa de cuanta nueva alfabetización se emprenda en el siglo XXI. Queremos un siglo en el que todos los niños sepan leer y explotar esta ventaja para ganar en autonomía.
En este Día Internacional de la Alfabetización exhortamos a todos los gobiernos a unirse para hacer realidad este sueño. Para lograrlo hacen falta nuevas formas de financiación, políticas concebidas en colaboración con la población a la que están destinadas y nuevas formas de acción, más innovadoras, que saquen pleno partido de las nuevas tecnologías. Los avances de los últimos años muestran que es posible y la UNESCO se compromete a hacer todo lo que esté en sus manos para lograrlo.