En algo estamos claros: las ciudades siguen creciendo. Es una tendencia que se ha producido por años y de acuerdo con John Wilmoth, director de la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA), la preferencia de la gente por mudarse de áreas rurales a zonas urbanas, así como el crecimiento de la población, añadirán 2.500 millones de personas más a la población urbana para el 2050.
En un horizonte de tiempo mucho más cercano, se estima que el 70% de la población mundial vivirá en ciudades en el año 2025. La pregunta que surge es: ¿Cómo hacemos que las ciudades sean mejores sitios para estar? Las respuestas pueden ser muy variadas, pero hay un acuerdo generalizado de que la movilidad sostenible es un aspecto que deben fortalecer las ciudades para ser lugares más adecuados y ecológicos para convivir.
Para Daniel Zapata, Encargado del Programa AmbientaDOS, los progresos que podamos alcanzar hacia una movilidad sostenible están muy determinados por una ciudadanía que apoye activamente una forma alternativa de transportarse y convivir.
«Las personas tienen un gran poder entre sus manos para impulsar mejoras en el transporte público a través de su uso frecuente; pueden estimular el desarrollo de infraestructura como ciclovías y corredores para transeúntes si se motivan a caminar o pedalear hasta sus trabajos y casas, pueden apoyar en sus trabajos la creación de políticas para incentivar el teletrabajo o pueden motivar el desarrollo de más y mejores espacios públicos para quienes se desplazan a través de la ciudad; basta un cambio de mentalidad y de actuar en consecuencia con una ciudad más amable para todos”, señaló Zapata.
Para Roberto Guzmán, líder de la organización civil Chepecletas, hay mucho que se puede hacer, desde la escala individual hasta la mejora de prácticas en instituciones y la empresa privada, entre ellas, mencionó las siguientes:
• Cambiar el transporte privado por el público o por una alternativa sostenible: Quienes hoy utilizan vehículos automotores para desplazarse pueden probar caminar, usar el transporte público, o movilizarse en bicicleta.
Incluso, cuando los recorridos son largos, pueden hacer una combinación de bicicleta y transporte público.
• Empoderarse del uso de las ciclovías y espacios públicos: Es muy importante que las personas se asuman como ciudadanos que están en su derecho de utilizar infraestructura como las ciclovías o de aprovechar el espacio público para caminar y desplazarse de forma que se demuestre que este tipo de movilidad alternativa es posible y es buena para todas las personas.
• Apoyar desde las instituciones: El papel de organizaciones y empresas puede ser apoyar a quien utilice un transporte alternativo, por ejemplo, brindándole facilidades como parqueo seguro para la bicicleta, duchas y cambiadores, entre otros incentivos.
• Vivir cerca del sitio de trabajo: Quienes puedan pasarse a vivir cerca del lugar del trabajo pueden mejorar sustancialmente la movilidad urbana al no usar automóviles para desplazarse largas distancias y aminorar sus tiempos de traslado sustancialmente.
• Fortalecer el teletrabajo: Una buena medida es negociar con los jefes para hacer uno o dos días de teletrabajo, esto no solo ayudaría a reducir la saturación de las vías, sino a mejorar la calidad de vida de las personas pues “el mejor viaje es el que no se hace”.